Una boda en un enclave de ensueño. El interior de la carpa se convirtió en un autentico bosque, mucho verde entre las mesas que camuflaba la carpa.
El color de la carpa se integraba completamente en el entorno.Los árboles en tonos verdes y naranjas lo que hacían que fuera una boda muy otoñal.
Árboles altos en las mesas que llenaban todo el espacio, velas colgando de las ramas que le daban un toque romántico.
Sillas de hierro forjado y mesas alargadas que ocupaban toda la carpa.
Fotografías: Robert Marcillas
