Una de las bodas del mes de septiembre. Se montó con carpas de color beige unidas entre sí.
Los novios querían poner tarima en toda la carpa para que no hubiera tanta humedad en el suelo y que las invitadas pudieran estar más cómodas con los tacones.
Para darle más calidez y un toque mágico pusimos un punto de luz por mesa.
Se podían ver los árboles iluminados alrededor de la carpa, a través de la transparencia de los cerramientos.
Los manteles de color piedra variaban en función de la luz cambiando la tonalidad. Todas las mesas eran redondas exceptuando la principal que la pusieron rectangular.
Los centros de flores de las mesas, tenían alturas desiguales y varios colores para darle más tonalidad.